lunes, 30 de junio de 2008

Alejandro J. Sucre // Desenredar la pobreza

Para enfrentar la pobreza debemos pensar más allá de la beneficencia o del mero lucro

En estos días Bill Gates argumentó en el Foro Económico Mundial en Davos que el capitalismo en su persecución por el lucro no poseía suficiente capacidad para enfrentar la pobreza del mundo. El Sr. Gates argumentaba que la necesidad de generar lucro por parte de las compañías les impedía enfocarse en satisfacer las necesidades de los más pobres del mundo; e hizo un llamado a trabajar por el "capitalismo creativo", ya que el capitalismo tradicional funciona muy bien pero entre la gente bien educada y con poder adquisitivo. El capitalismo creativo significa buscar la manera de "hacer un reconocimiento" a aquellas empresas que se aboquen a apoyar a los más pobres (i.e. microcréditos, mecanismos de mercadeo, cooperativas, etc.).

En un artículo el jueves pasado en el Wall Street Journal del profesor de Economía de la Universidad de Nueva York, el Sr. William R. Easterly, autor de un libro dirigido a entender por qué la ayuda de los países industrializados ha hecho tan poco por acabar con la pobreza del resto del mundo, contraargumenta el planteamiento hecho por el Sr. Gates en Davos. El profesor Easterly defiende el capitalismo diciendo que en la historia no ha habido mejor motivador que el lucro, y que éste ha hecho muchísimo por los pobres. Argumenta que mientras más fábricas se abren para ganar dinero se generan más empleos; más empleos significan mejores sueldos en general, y que el número de pobres disminuya. Que los programas desde el Gobierno para escoger "ganadores" o emprendedores entre los pobres a quienes asignarle recursos eran tan desacertados como escoger ganadores en las próximas competencias deportivas.

Yo creo que el debate acerca de las alternativas para superar la pobreza tiende a circunscribirse equivocadamente en una falsa dicotomía entre el "lucro" y "la caridad" como motivadores del desarrollo humano y social. Es verdad que el buscar en lo personal sólo "el lucro" o "el poder" como motivador genera conductas aberrantes para las sociedades, como la de destruir oportunidades a otros para detentar un monopolio en un área de actividad determinada. Este afán monopolista (sea del sector público o del privado) reduce la capacidad de otros de desarrollar sus talentos y esto a su vez genera en el tiempo cinturones de pobreza. Por el otro lado, forzar la caridad o la distribución de riquezas obligada como única solución de la pobreza puede también atrofiarle el uso de los talentos propios de los pobres y generarles una dependencia insostenible.

Para enfrentar la pobreza adecuadamente creo que debemos pensar en otros paradigmas más allá de la beneficencia pública o del mero lucro como motivadores humanos. También tenemos que dejar de ver al ser humano como explotado y explotador. Al ver la movilidad social que han experimentado las naciones y las personas en la historia, debemos más bien convencernos que cada persona tiene un talento que aportar a la sociedad y que para su desarrollo necesita tanto libertad para trabajar como apoyo del resto de los ciudadanos. Si todos los ciudadanos fuésemos suficientemente responsables para velar que ninguna persona política o empresarial detente un poder monopólico sobre el resto de la sociedad, y cada quien se ocupara de trabajar y reducir sus propios vicios para desarrollar sus talentos con más esplendor menos serían los pobres en Venezuela y el mundo.

El Universal . 10 feb 2008

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